Pipas

Qué podría ser más espléndido que cómodamente arrellanarse y vagar lejos soñando y disfrutando de una fragante pipa. Mientras mil aventuras pasan rápidamente, una satisfacción interna ilumina siempre su rostro; ¡No hay lugar para tensión alguna! Pues mientras sueña tan embelesado con tierras y gentes a través del mar, las preocupaciones no le agobiaran. Cuando fuma su pipa flota en las nubes.
Un fumador de pipa es un fumador feliz y lo ha sido durante muchos siglos. Al fumar, da rienda suelta a sus pensamientos reservándoselos al mismo tiempo para sí. Una pipa se disfruta en silencio. La ceremonia que rodea el encendido, las pequeñas chupadas, pero no demasiado deprisa. Luego viene el aroma del tabaco, ese tabaco favorito. Por último las pipas propias. La pipa exclusiva y la pipa diaria. Todas estas cosas elevan el fumar en pipa al nivel de un arte, proporcionando el máximo placer a los que conocen sus secretos.

Los inicios

Cuentan que fumar en pipa es un placer que se permiten los humanos desde tiempos remotos, y se agrega, que esta práctica empezó mucho antes de idearse la escritura, la literatura de perfil mediático y naturalmente las computadoras, en una época en que el hombre vivía de manera mucho más apacible. Tampoco se conocía en demasía el tabaco, aunque la excepción fuese América, donde vivían quienes se entretenían pitando a todo fuelle.

En ese entonces a nadie se le ocurría poner punto final a la polución, tan nociva para la atmósfera, ni a los italianos pipantes, sentados en la puerta de sus casas en cualquier barrio porteño. Tal vez unos siglos antes, Europa supo de fumatas sacerdotales que adormecían los ánimos hasta el delirio, pero eso es harina de otro costal ya que aquí no se hacía gala del placer, sino que se mezclaba a veces lo mágico con lo religioso.

El tabaco llegaría a las viejas tierras bastante después de ser descubierta América, para que los cortesanos piparan con fruición, contagiando luego de muchas vicisitudes y prohibiciones, al pueblo en general. Se ha dicho muchas veces que el tabaco fumado en pipa se convirtió en Europa en una verdadera necesidad, ya que calmaba en el peor de los casos hasta el hambre, obteniéndose por añadidura el estímulo para seguir trabajando largas jornadas.
De manera que pobres y ricos se entregaron a la agradable sensación de quemar las hojas de tan exótica planta por cuenta propia y en porciones relativamente pequeñas, en detrimento tal vez de las aficiones alcohólicas que por entonces hacían estragos en todo el espacio europeo y aun más allá. De manera que hubo un corto trecho a recorrer para que los fumadores en pipa más conspicuos, adquiriesen fama de sesudos, enigmáticos y hasta diabólicos.

Las mezclas

Las primeras partidas de tabaco Virginia, Burleyo Kentucky habrían arribado a Europa en añosos toneles que otrora sirvieran para contener ron - una bebida muy popular durante el siglo XVII. Por lo que las hojas así almacenadas adquirirían entonces un bouquet peculiar. Más tarde, los ingleses, acostumbrados a sus propios gustos, obtendrían exclusivas mezclas acompañadas de algunos tipos de tabaco cultivados por los griegos, los turcos, macedonios, rusos, egipcios, y sirios, y la cuenca del Mediterráneo Oriental. Los más importantes tabacos: Xanthi, Thizna, Smyrna, Latakia, Djubec, Cavalla y Samsum.
Pero los holandeses no se quedaron atrás. Lo mismo ocurriría con los fumadores dinamarqueses. Al final cada pueblo del Viejo Continente, conseguiría su propia mixturación con aroma también previsible. Puede decirse que había tantas mezclas como nacionalidades, tantas como regiones. No faltaron sin embargo los que se preparaban las suyas propias, obteniéndose entonces y casi sin saberlo un toque personal.

El picado

Aparecieron por añadidura las distintas formas de presentación de acuerdo al picado. Por ejemplo, la hebra holandesa, en Navy Cut en forma de láminas prensadas y superpuestas, el granulado americano, el Twist o Cavendish - procedimiento que implica una doble fermentación de la hoja - o el Catero/ati francés. Estas fueron desde un comienzo las formas usuales de comercializar el tabaco, aunque existan otras que no van a ser citadas aquí por una cuestión de espacio. Y fundamentalmente porque usted lector de probada avidez en torno de las pipas, se viene a preguntar a que viene esta descripción del tabaco y sus cortes fundamentales. Ocurre que el buen fumador de pipa no puede ignorar el abc del tabaco y sus cortes. Pues nadie que se precie de saber fumar pipa, puede soslayar decididamente la calidad de las buenas hojas doradas como el sólo negras como la noche en todas sus variedades, que juntamente con la pipa forman un matrimonio a prueba de embates. Es bueno tener en cuenta que, pipas prometedoras han sido malogradas y más tarde abandonadas por quienes en el noviciado usaron mezclas inadecuadas. O bien una excelente mezcla de tabacos no puede ser disfrutada si el fumador no dispone en el momento adecuado de un buen cachimbo.

Sensibilidad y placer

Ser un discreto pipafumador, no requiere tener handicap 5 en golf o grado significativo en la escala sibarítica, aunque si ser bastante sensible a las cosas buenas de la vida. De allí en más, el camino por recorrer estará envuelto en embriagantes volutas, que cuando son azulinas, suelen marcar el nivel de lo bueno que se está fumando.
En cuanto a marcas de pipa de primera línea podría hablarse bastante. Sin embargo, se omitirá en este terreno dar detalles u opiniones por una cuestión de buen gusto. Además, podría pensarse que los modelos más caros son los mejores y en ese terreno también sobran las excepciones. Todo depende del estacionamiento de las raíces empleadas y en este proceso, conviene que lós fabricantes se detengan pacientemente a pensar en cuarenta o cincuenta años de espera, aunque algunos puristas dicen que mucho más. De manera que el mejor sabor proveniente de la pipa tiene que ver con la mezcla del tabaco para fumar, pero también con la antiguedad de la raíz que en manos del artesano adquirirá vida en forma mágica.

Las raíces

Tras señalar cuestiones tan esenciales, conviene advertir que la raíz aconsejable para hacer una buena pipa es el brezo, hoy escaso; es que se trata de un arbusto que requiere alrededor de cien años para alcanzar el desarrollo adecuado. Y según estimaciones, teniendo en cuenta la actual demanda de pipas, es muy posible que a corto plazo haya problemas para conseguirlo. Es oriunda de Sicilia - tal vez la mejor calidad - Cerdeña, Córcega, Argelia, Grecia, España y alrededor del mar Mediterráneo. Los nombres cambian, pero se trata siempre del brezo, madera que comenzó a ser utilizada el siglo XIX, dada su resistencia al calor, dureza y liviandad. Brezo dicen los españoles, érica arborea los italianos, bruyere los francófonos, briar en versión británica o heide en alemán.
Es el abultamiento de la base del tronco lo que proporciona el valioso material para las pipas. La madera de la raíz es muy densa y dura y puede pulirse para conseguir un acabado deslum-brante. Antes de que puedan trabajarse, las raíces se sierran en trozos y se cuecen después en agua durante doce horas. Esto es para eliminar la savia y para reducir los esfuerzos de la madera.
Pero además existen otras raíces nobilísimas como palo de rosa o cerezo, que por nada del mundo deben ser desechados al igual que el enebro. O la llamada popularmente espuma de mar, mineral gelatinoso en el fondo del mar, conocido también como sepiolita (magnesita calcinada) que solía abundar en Turquía, Grecia, Crimea o Africa Occidental, advirtiéndose la calidad del material turco coronado por el trabajo estupendo de los artesanos. Se le distingue por el color blanco marfileño pero también por la fragilidad. Hay algunos modelos que son imperdibles obras artesanales~ A medida que estas pipas son fumadas toman una inconfundible tonalidad ambarina que les da un aspecto inconfundible y además el sabor que se puede obtener de ellas es francamente irrepetible en pipas hechas de otros materiales como la raíz. Pero estas pipas de espuma deben ser usadas con un guante de gamuza pues se les va la talla con el sudor de la mano. Algunas vienen barnizadas y no es necesario el guante. También hay pipas de otros materiales: barro cocido, pizarra, bambú, porcelana, marlo de choclo, asta de ciervo, vidrio y metal. Algunas tienen la boquilla de caña. Como se ve la posibilidad de utilizar distintos materiales es amplia. Y no hay que olvidar los famosos Narguiles. Pero no hay nada mejor que una buena de espuma de mar, sobre todo con el correr de los años en el arte de pipar.

El formato

En cuanto a formatos de pipas se conocen dos que son básicos y a partir de tales modelos van surgiendo las diferentes variantes conocidas e inclusive los más audaces perfiles contemporáneos: la tradicional Brilliart, totalmente recta y que junto a la curva clásica Bent no faltan en ningún pipero hogareño. Pero hay ejemplares ya tradicionales así surgidos como son la Prince, Pot, Lovat, Dublin, Bulldo9, System, Author, Pear, Rhodesian, Bent, Apple, Hont, Liverpool, Oom Pauly la Churchwarden que es una ostentosa "pipa de lectura" de larga boquilla. Entre toda esta gama, existen algunas que reproducen cabezas humanas, en algunos casos de personajes famosos u otras que componen una verdadera iconografía de un bestiario medieval, en brezo o bellamente ejecutadas en espuma de mar.

Curar

El proceso de curación de una pipa merece una serie de comentarios adicionales. Ya que allí está el secreto del disfrute final. Por lo general en la actualidad, la gran mayoría de las pipas que salen de fábrica están ya precuradas. Tal procedimiento resulta ideal para los novatos, que se evitan de esta manera una de las operaciones más riesgosas a realizar en el tratamiento del cachimbo.
¿Pero como se lo trata para que con el tiempo nos dé satisfacciones duraderas? Simplemente habrá que fumarlo. Se colocará durante los primeros tiempos una cantidad limitada de tabaco que no deberá sobrepasar un tercio de la carga completa, hasta que se vaya formando una película carbónica. Una vez apagada y fría se limpia la boquilla y se deja el quemado dentro de la pipa, ésta se removerá siempre cuando se va a cargar nuevamente. De esta forma se habrá dado el primer paso. Luego de varias fumadas - alrededor de seis (una carga por día) - se cargará hasta los dos tercios y luego hasta la totalidad, logrando una curación perfecta. La carga completa debe estar dos milímetros mas abajo del borde superior de la pipa. Se deberá al fumar, aspirar el humo en proporciones relativamente pequeñas y espaciadas, tratando de no recalentar la pipa. Con esta sugerencia se consiguen dos cosas: en primer lugar, evitar que se queme la raíz de la cazoleta por fuertes chupadas, y segundo, conseguir el mejor sabor de la mezcla elegida. En esto consiste el verdadero arte de fumar una pipa. Otro detalle importante, es usar esa pipa con la mezcla elegida, para que tome el aroma correspondiente. No sé prohíbe fumar distintas mezclas, sí es conveniente tener un juego de pipas para cada mezcla ya que los tabacos tienen distinto aroma y al fumar un gusto con otro en un mismo juego de pipas se pierden los aromas. Excepto que sean pipas de espuma de mar o porcelana ya que se pueden limpiar internamente. En esto consiste el verdadero ane de fumar una pipa.
Para las mezclas aromáticas es conveniente limpiarlas cada vez que se va a fumar nuevamente.
Este es el mejor sistema para domar una pipa y el único seguro para su mayor duración. Contrariamente jamás se deberá colocar en la cazoleta whisky, cognac, ron, o cualquier otro brebaje alcohólico o liquido en su curación, pues conspira contra su vida útil. Es que el alcohol distiende la madera o sea que se abren las vetas, se humedece internamente, y cuando creemos que está seca la fumamos; pero pequeñas gotitas están dentro y con el calor se abre la raíz, por eso se ven pipas de muy buena cepa con la cazoleta rajada.
La higiene de la pipa prolonga su durabilidad de manera sensible. En este aspecto puede decirse que no hay excepciones. Bien cuidada puede durar muchísimos años, inclusive más que el dueño. Sé aconseja encenderla con fósforos o con encendedor de pipa; no encenderla con los comunes, ya que estos la van quemando inapropiadamen-te. Aquí puede aplicarse una máxima que dice: Miro como están tratadas tus pipas y te diré quien eres.

La limpieza

En principio se mantendrá libre de todo residuo la boquilla o cánula con la utilización de adecuadas escobillas, que se pueden adquirir por manojos en los comercios especializados (las mejores son las cónicas). Se moja con agua tibia y se pasa de un lado a otro. En cambio la pequeña cánula que sale de la cazoleta de brezo se
pasa el limpia pipas siempre en seco. Por esto primero se limpia la cazoleta y después la boquilla. Y siempre en frío, nunca en caliente. Si separamos en caliente la boquilla de la pipa ésta se puede rajar en su embocadura o la boquilla puede quedar floja una vez fría ..
Más tarde cuando la pared interna del bowl haya sido recubierta por una gruesa pared de carbón, se deberá proceder a su eliminación con la ayuda de un neceser para pipa o con un cortaplumas no muy afilado para no lastimar la madera. Siempre debe quedar una película de carbón. En este caso no se utilizarán alcoholes ni sprays ya que estos le sacan el gusto logrado a lo largo de unas cuantas fumadas. Algunos la rascan tanto que con el correr del tiempo las perforan y ya es muy difícil el arreglo. Lo más seguro es que se las lleve a un taller especializado que la descarbonizan y lustran la boquilla sacándole todas las impurezas, quedando ésta con el color negro original; la pipa queda como nueva y bien curada.
Una vez fumado el cachimbo, es conveniente darle un descanso de cuatro o cinco días antes de volver a usarlo. Esta es la manera de asegurarse el mejor de los disfrutes y satisfacciones duraderas. Hay piperos que tienen un juego por semana y luego las dejan descansar un tiempo. No hay reglas fijas de cuanto debe durar una fumada. El fumador verá, que a medida que crece su maestría se alcanzan las metas que lo llevaran a adoptar esta forma de fumar defin~ivamente.

Carga

Se pone la cazoleta en el cuenco de la mano y se coloca el tabaco suelto apretándolo con el pulgar sin meter el dedo dentro, y seguimos metiendo hasta que quede más o menos duro (no debe cargarse muy blando pues al encenderla nos ardería la lengua). Una vez llena se le sacan unas hebras, ya que la carga tiene que quedar unos dos milímetros más abajo que el borde de la pipa. De esta manera se cuida que una chispa no queme la ropa o mal queme el borde de la pipa, pues al encenderla como tiene aire debajo, la brasa asciende hasta el borde y se derrama. Se venden en el comercio aireado res para novatos.
La encendemos, y luego de casi minuto sorbiendo el humo apretamos el fuego con el atizador del neceser y se la comprime suavemente, para que quede un techo de ceniza. Estando cargada así va tener aire por debajo y ceniza por encima, la brasa no se puede apagar nunca, excepto que lo que introduzca-mos esté muy húmedo. No es conveniente usar tabacos muy húmedos ya que se aguaría la base de la cazoleta con su consiguiente destrucción a largo plazo.
A fumar. Ya estamos en el éxtasis de la vida de esa carga.
Es aconsejable no fumar más de tres pipas al día. El mejor placer es fumarla por la noche acompañados de un buen libro o de una pequeña copa, de un buen cognac.

Soneto de la pipa

No asumes solo el rol decorativo ni el placer eutrapélico y sedante eres algo más serio e importante
que al hombre muestras siempre pensativo.
Asignas el matiz definitivo de inefabilidad al pesquisante
de genial al bohemio extravagante y al marino de nauta primitivo.
Minúsculo fogón de leve leña
que con las zapatillas hogareñas Conjugas la quietud y el buen sentido
En el nirvana del"dolce far niente" finges un saxofón que displicente trasmuta en humo todo su sonido.

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